Llevo rato planteándome qué voy a comentar sobre este tebeo. Elementos no faltan 
para ello; en mi muy modesta opinión estamos ante uno de los diez mejores 
tebeos de la década pasada. O de los cinco, si nos dejamos de falsas 
modestias. Por ejemplo podría elogiar el  planteamiento de Kindt, que 
recrea la II Guerra Mundial desde la optica, quizá no necesariamente 
novedosa pero sí menos frecuentada, de los servicios de inteligencia y 
su batalla por el control de la información. Batalla que, según señala la Historia, no resultó precisamente menor para el desenlace 
de la contienda.

O podría remarcar el perfecto equilibrio entre los relatos breves y la 
historia coral en la que se entretejen. Los dosieres, que 
pueden ser leídos en el orden que propone Kindt o, siguiendo su 
numeración, hacerlo en riguroso orden cronológico, constituyen unidades 
narrativas con la fuerza suficiente como para funcionar autónomamente, 
pero es en el conjunto donde hallan sin duda su 
pleno significado. En este sentido se me viene a la 
cabeza una comparación: al igual que el Monster de Urasawa, Super Spy 
está construido sobre la base de un puñado de relatos notables que por sí mismos serían razón suficiente para recomendar su lectura; a 
diferencia de aquel, con más agujeros que un queso émental, Super Spy
 no naufraga en la elaboración de una urdimbre general que preste 
sustento a las historias. El argumento es sólido, 
cohesionado y sin fisuras, aun cuando no siempre sea sencillo encajar 
todas las piezas del puzzle. Más incluso, gracias a la hábil dosifición de 
información por momentos el lector se siente parte  de esta 
trama de engaños  y traiciones: desconfía de todos y  tiene siempre 
puesto un ojo avizor en las sombras.  
 
Sí, 
podría hablar de ello y más,  pero lo que de verdad me 
entusiasma es mostraros la maravillosa versatilidad de estilos y diseños
 gráficos de la que hace gala Kindt. Acuarelas, claroscuros, dibujos 
abocetados, panorámicas de varias páginas, ilustraciones infantiles, 
tiras de prensa... Super Spy es un monumento inconmensurable a las posibilidades narrativas y estéticas del cómic.
 
Lo diré una vez más: de lo mejor que se hizo en la década anterior.
Lo diré una vez más: de lo mejor que se hizo en la década anterior.





























