miércoles, 29 de marzo de 2006
Crash
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Cine
sábado, 25 de marzo de 2006
Echando de comer a los perros
¡¡Uf, vaya obra esta Aullidos!! Vaya por buena, vaya por intensa, vaya por divertida. Y es que nos encontramos ante un dramón de mucho cuidado con un repertorio de truculencias de lo más variado: alucinaciones, zoofilia, muertos que son utilizados para alimentar perros y vivos también. Pero que nadie se asuste, porque si por algo revuelve las tripas Aullidos, - y las del alma además- no es por esto sino por la desoladora recreación que de la soledad de una anciana viuda y sin hijos hace.
Un ser humano completamente desbaratado tras la muerte de su marido, anclado en un pasado que rumia una y otra vez como si tratará de encontrar las verdaderas razones de su desgracia, de esa fatal ausencia de contenido alguno que pueda justificar su existencia. Vacio que la protagonista tratará de llenar de cualquier manera y a cualquier precio: ofreciendo su amor a un yonki, entregandose –en el sentido más literal- a sus perros o abandonandose a la locura y al delírio etílico. Especialmente inquietantes son esos aullidos constantes que dan título a la obra y que penetran la conciencia del espectador durante la misma, adentrandolo de lleno en la malsania que destila la ambientación.
Sin embargo en la obra también hay lugar para la sonrisa, auque sea amarga y triste, de la mano de la descarnada ironia con la que trata de defenderse la anciana y que provoca algún que otro diálogo rebosante de ingenio y mala leche.
Pues nada, que me lo pasé pipa (de las Grefusas con sal) en el teatro.
Sin embargo en la obra también hay lugar para la sonrisa, auque sea amarga y triste, de la mano de la descarnada ironia con la que trata de defenderse la anciana y que provoca algún que otro diálogo rebosante de ingenio y mala leche.
Pues nada, que me lo pasé pipa (de las Grefusas con sal) en el teatro.
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Teatro
viernes, 24 de marzo de 2006
Teatro
"Aullidos es un «arrebatador» poema dramático que aporta una «espeluznante» visión sobre cómo el ser humano puede llegar a enfrentarse a uno de sus miedos primigenios, la soledad, a través de su propia destrucción".
Me voy, que empieza en media hora.
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Teatro
Syriana o "somos hombres de negocio"
Syriana pone de manifiesto un hecho que cada vez se hace más difícil negar y que nos llena – al menos a mi lo hace- de inquietud y preocupación: la constatación de lo lejos que anda este mundo globalizado nuestro, que se pretendía el fin de la historia –Fukuyama dixit- de tener asimilado, ni mínimamente, los valores fundamentales de la cultura democrática; de cuan lejos están aún los centro de toma de decisión de ser representativos de la voluntad popular. Lo cierto es que tampoco es algo que nos coja de sorpresa, pero no deja de ser triste comprobar hasta que punto estamos todos, de alguna u otra forma, en manos de esas autenticas organizaciones criminales que son las multinacionales. Porque otro nombre no se les puede dar a grupos de personas y recursos que se organizan con el fin de obtener beneficios violando sistematicamente la ley y que se muestran completamente al margen de cualquier tipo de consideración moral. Recordemos aquella estupenda escena de El padrino de Coppola, cuando las familias se reunen para acordar la paz y concluyen que, al fin y al cabo, ellos no son más que hombres de negocio. Pues eso...
Y los demás perdemos.
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Cine
miércoles, 22 de marzo de 2006
Cautela y prudencia

Para empezar diré que soy un convencido de que la única forma de terminar definitivamente -por triste que esto sea- con el fenomeno del terrorismo pasa, inevitableme, por el diálogo, por escuchar sus reivindicaciones, por sentarse juntos en una mesa y buscar entre todos una salida. Descreo de la acción policial como única formula para darle fin a tan execrable fenomeno. Sin embargo, a pesar de lo positivo, por necesario, de este paso, creo que hay que ser extremadamente cautelosos a la hora de valorarlo, pues no podemos, bajo ningún concepto, olvidar jamás la clase de organización que tenemos enfrente: asesinos, extorsionadores, secuestradores...
En fin, esperemos que por una vez nuestra clase pólitica -toda ella- sepa estar a la altura de las circunstancia. De todas formas, las palabras claves siguen siendo cautela y prudencia.
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Extravíos mentales
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