miércoles, 15 de febrero de 2006

Hoy ando perezoso... ¿y cuándo no?

Vamos, que no tengo yo hoy muchas ganas de estrujarme demasiado la sesera. Así que voy a autoplagiarme y dejaré la reseña que hice para otro foro sobre un pequeño video promocional. En ella se hace mención al Watchmen de Moore, con lo que de un tiro mato varios pajaros: doy mayor variedad de temas a la página, lo relaciono minimamente con el tema principal -el comic- y de paso agrado a mi unico/a lector/a. Voy con el copio-pego:

En la memoria [Antonio Gil Aparicio]


Desde hace tiempo vengo constatando con meridiana claridad la evidencia de que en el cine, como en la literatura, como en el arte en general o incluso como en la vida misma, por encima de modas, de planteamientos, de materiales de origen o de originalidades; por encima de cualquier otro aspecto que merezca ser considerado a priori se halla y reluce eso tan etéreo y difícil de definir y poseer como es el talento. Esa es la clave de cualquier obra que se precie; lo demás no son más que zarandajas para entretenimiento de académicos y fatiga de la gente sensata.

¿Pruebas en las que enraizar cuento vengo diciendo?
En el mundo del comic tenemos un caso tan contundente como el Watchmen de Alan Moore, en el que partiendo de un planteamiento tan manido, sobado, desgastado y deslucido como es el del universo de los superheroes, el talento del ingles se remonta por encima de cualquier expectativa y nos acaba sirviendo una obra ya clásica del medio, que sin renunciar a ser un comic de superheroes, es algo más -muchísimo más- que el simple comic al uso, tanto como para merecer incluso figurar en alguna lista de las mejores novelas del siglo XX (eso sí, en ingles).


¿Otra prueba?
Pues esta "En la memoria" de Antonio Gil Aparicio. Si les cuento que este pequeño documental de apenas veinte minutos fue concebido para su proyección en el Museo etnográfico de Azuaga como video promocional de dicha localidad y que de actores hicieron y sirvieron los propios vecinos de Azuaga, a excepción hecha una única actriz profesional, seguramente convendrán ustedes conmigo en que pintan bastos y que es mejor emplear esos veinte minutos en rellenar crucigramas u ordenar el papel higiénico del cuarto de baño antes que en aventurarse en su contemplación.


Y sin embargo, quienes así obrasen yerrarían gravemente, pues "En la memoria" es ante todo un hermoso documental en el que a traves de la suave cadencia de sus imágenes y su música se nos transporta, como mecidos por el agridulce vaivén de la memoria y la melancolía, a otra época que ya no existe y que es posible que no haya existido jamás, pero que sin embargo se siente en el corazón con igual o mayor viveza. Porque es aquí sin duda donde reside la gran virtud de la cinta, en su capacidad para llegar al corazón aún de quienes no han conocido ni la época ni el lugar; en la capacidad de transmitir las ilusiones, decepciones, esfuerzos, alegrías y llantos de un pueblo que por la magia de sus imagenes se convierten en las ilusiones, decepciones, esfuerzos, alegrías y llantos de todos los pueblos.
Es decir, lo local elevado a la categoría de universal; tal como debe ser en toda buena obra.

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