Hay pocas cosas que resulten tan divertidas, conmovedoras y patéticamente disparatadas como la lectura de predicciones sobre un futuro que ya es pasado. O bien porque se quedaron cortas, o bien porque se pasaron tres pueblos, o ni lo uno ni lo otro o todo a la vez, lo cierto es que atreverse a vislumbrar lo que el mañana habrá de depararnos es siempre una temeridad que acaba inevitablemente el ridículo más espantoso. Y es que el destino está tan por escribir, tan preñado de posibilidades, que dar con él es más complicado que sacarse el pleno al quince cada semana durante una temporada completa apostando en una sola columna a que el Madrid y el Barça pierden todos los partidos. Vamos, que no. Y sin embargo, curiosamente, existen ciertas ocasiones en las que el futuro, sin razón aparente, se vuelve claro como la prosa de un best-seller. Sucede con las actuaciones de España en Eurovisión. Y sucede también en las participaciones de la selección española de fútbol en los cuartos de final de los torneos internacionales. Es decir, que hoy nos encontramos ante una de esas rarísimas conyunturas en las que la alineación de los planetas, la confluencia de los astros, el significado de los libros sagrados, las intenciones de las grandes multinacionales y el olvido de todos los dioses se alían para que podamos conocer con total seguridad el porvenir desde el presente: Italia ha eliminado a España. Y este es un hecho igual de fiable y de cierto tanto si me estás leyendo el lunes 23 de junio de 2008, o en el remoto 2020, o unos pocos minutos antes de la media noche de este 22 de junio de 2008 o ahora mismo, cuando apenas pasa media hora del mediodía, cuando teóricamente aún nada de lo que pasó debería poder saberse. Así de curioso es el tiempo. En fin, ya nos resarciremos en el próximo mundial (jajaja, es broma, es broma).
Muchas gracias por tu conjuro desfacedor de maldiciones futboleras: ni Casillas, ni Aragones, ni Xavi, ni Fabregas... tú eres el verdadero artifice del triunfo de España en esta Eurocopa. Esperamos ansiosos el conjuro que nos haga vencer en el mundial de 2010.
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