(Aunque lo merezco)
ESTRIBILLO:
No me riñas (bis)
que pueden enterarse
nuestras cuatro niñas
(bis)
No avasalles (bis)
que cojo el caminito
y tiro pa la calle
Tú no eres güena mujer
tú no eres güena
tú no me sabes querer
ni te da pena
¿qué hago yo contigo
pa que riñas tanto?
tú eres mi castigo
tú eres mi quebranto
ESTRIBILLO:
Tú no me quieres, mujer
tú no me quieres
tú no me sabes querer
porque tú eres
lengua que se crece
puesta en la ventana
desde que anochece
hasta la mañana
ESTRIBILLO:
Tú vas a darme a lugar
a una ruína
sé que voy a acabar
por las esquinas
y estas cuatro niñas
de mi matrimonio
me dicen llorando
que eres un demonio
ESTRIBILLO:
(hasta el final)
No me riñas (bis)
que pueden enterarse
nuestras cuatro niñas
(bis)
No avasalles (bis)
que cojo el caminito
y tiro pa la calle
Tú no eres güena mujer
tú no eres güena
tú no me sabes querer
ni te da pena
¿qué hago yo contigo
pa que riñas tanto?
tú eres mi castigo
tú eres mi quebranto
ESTRIBILLO:
Tú no me quieres, mujer
tú no me quieres
tú no me sabes querer
porque tú eres
lengua que se crece
puesta en la ventana
desde que anochece
hasta la mañana
ESTRIBILLO:
Tú vas a darme a lugar
a una ruína
sé que voy a acabar
por las esquinas
y estas cuatro niñas
de mi matrimonio
me dicen llorando
que eres un demonio
ESTRIBILLO:
(hasta el final)
¿Pero esto de dónde ha salido? Hay que ver el mensajito de la canción, una knoqueante exhibición de la mujer como vívora que provoca carcajada y perplejidad en el pobre incauto que la escuche. No sé si hace más gracia el patetismo del hombre desesperado o las cutres rimas al martirio del rancio matrimonio
ResponderEliminar¿Seguirán perpetuándose en la "raza hispánica" parejas como esta? y otra pregunta importante ¿qué habrá sido de esas ¡cuatro! niñas que lloran amargamente? Y ya puestos ¿por qué le riñe la mujer? Porque seguro que es por algo, porque para empezar la pone fina en la cancioncita. Este hombre que la va a llevar a mal traer, todo el día de conciertos, comprando camisas de rayas y desatendiendo a las niñas. Soy yo y no me divorcio de él: que se aguante lo que le quede de vida, vamos.
Ojú, qué poca sensibilidá: sepa usté que a mí se me pone la carne de gallina cuando joigo tan bella canción, supongo que de la emoción. Y sus rimas, ah sus rimas, alcanzan las más altas cimas de la perfección poética. Es toda una lección ética la que nos ofrecen los peluquis estos: ese jombre, buen mario y mehor padre de familia que lo aguanta to con tal de que sus cuatro niñas no conozcan lamargura de un jogar destrozao. No tié usté sensibilida, ni palante ni patrá, eso es todo cuanto tengole que decir, lengua en la ventana que se crece de la noche hasta la mañana.
ResponderEliminarUn éxito de ventas en las gasolineras de 1985.
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