Así, sin más, un pedacito de vida, pero de la de verdad, de esa que duele, de la que llena el corazón de inquietud y a veces, pocas entre frustraciones y miedos, de ilusión. Un milagro que demuestra que el cómic no tiene más límite que el que impone la imaginación y la capacidad de sus autores. Porque, si esto no es auténtica literatura, ¿qué coño es eso entonces y cuál es el merito que se atribuyen los que la practican?
Un tebeo perfecto. Y no tengo más que decir.
Puntuación: 10
Un tebeo perfecto. Y no tengo más que decir.
Puntuación: 10
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