¿Cuántas obras estupendas nos estaremos perdiendo entre las restrictivas reglas de la comercialidad? ¿Cuántos grandes y pequeños prodigios narrativos nos quedaremos sin conocer jamás? Supongo que muchos; supongo que es algo inevitable, pero aun así, cuando leo un tebeo como Blue y pienso en lo fácil que resulta que obras tan extraordinarias como ésta pasen completamente desapercibidas, casi como si no existieran, me es imposible no sentirme apenado por todas aquellas maravillas que permanecerán siempre ignoradas.
Kiriko Nananan, hasta hace bien poco una completa desconocida, nos ofrece una emotiva historia de amor adolescente entre dos compañeras de instituto que descubren juntas los vertiginosos vaivenes de la vida afectiva, esa montaña rusa capaz de conducir a cualquiera del paraíso al infierno y del infierno al paraiso en cuestión de instantes. Nananan captura estos sentimientos intensos con ritmo suave y envolvente que construye a través de pequeños gestos y miradas insignificantes, de conversaciones sencillas y silencios expresivos que consiguen rodear la grandilocuencia de las escenas melodramáticas y se abandonan, con sinceridad, a las emociones desnudas. Tanto que renuncia a explotar el carácter lésbico de la relación para centrase, con suma elegancia, en las vicisitudes propias de cualquier relación. El resultado es una narración intimista y poética, que se llena de vacíos y viñetas desencuadradas; que pese a su aparente frialdad sabe encontrar el camino que lleva al corazón.
En fin, una pequeña maravilla que merece ser rescatada del olvido.
Algún día igual lo leo, mientras tanto seguiré con mis tonterías de superhéroes.
ResponderEliminarBueno, tampoco quise decir eso, pero la verdad es que a veces da un poco de rabia lo concentrados que estamos los aficcionados en los superhéroes y lo olvidadas que quedan otras obras cuyo mayor demerito es que nadie luche contra el crimen en pijama.
ResponderEliminarDe todas formas, faltaría más, que cada cual lea lo que le guste.
Un saludo
Concuerdo contigo. Es una pena que historias que buscan reflexión y el un contacto íntimo del autor-lector mediante la viñeta y la trama, sean puestas de lado por un plot cliché de 200 volumenes que las editoriales consideran, bajo estándares que aún no logro/quiero comprender, serán más redituables en gashapones.
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