No sé si siempre se puede aplicar aquello de "de tal palo tal astilla",
pero desde luego Enrique es más que digno heredero de su apellido.
No ha perdido el tiempo el hijo de Alberto, vaya que no. Quizá sea el
suyo, por lo menos aquí, un dibujo más convencional, más respetuoso con
las estrictas reglas de la comercialidad que el de su padre, lo que no
le hace menos merecedor de encomio.
Siempre
he pensado que al mundo de Lovecraft le beneficia su adcripción a los
territorios de la literatura, que la representación en imagenes de esas
horrendas criaturas primigenias jamás podrá estar a la altura de lo que
la fértil imaginación del lector pueda llegar a conjeturar. Sigo
pensándolo, pero hay que admitir que el trabajo de Breccia sabe esquivar
el mayor de los peligros que ronda a quienes se atreven a prestarle
forma a la mitología de Cthulhu, a saber: el de caer en el ridículo. En
manos de Enrique el horror de Lovecraft se torna más hermoso y evocador
que terrorífico, además bellamente secundado por un uso del color que
se adapta admirablemente a los diferentes contextos de la historia.
¿Y
qué decir del guión de Hans Rodionoff y Keith Giffen? ¿Qué decir de la
biografía más seria, rigurosa y valiente que se haya escrito jamás sobre
Howard Phillip? Somos muchos los que estamos convencidos de que el
escritor de Providence nunca inventó nada, de que simplemente fue el
tenaz cronista de esa siniestra realidad oculta que rige el universo,
pero somos menos los que nos atrevemos a decirlo públicamente. En
este sentido el guión juega con habilidad sus cartas, escondiendo hasta
el final su posicionamiento. Rodionoff y Giffen nos muestran a un
Lovecraft devorado por la duda, que oscila entre el miedo a la locura y
la fe en su propia lucidez. Juegan a ambas posibilidades, hacen
equilibrismo en el filo de la navaja y se dejan querer por igual. Pero
al final tienen la valentía de no caer en la solución fácil, la de
cargarlo todo a cuenta de la inestabilidad mental de Lovecraft, y en un
merecido guiño literario aciertan a otorgarle carta de naturaleza a la
realidad descrita por el escritor.
Una obra muy recomendable.