Al final va a resultar que la gran influencia del genio de Northampton es H.P. Lovecraft. Lo apunta su trilogía compuesta por The courtyard, Neonomicon y Providence. Pero es que además Moore aprovecha la saga de Los hombres extraordinarios para marcarse otro homenaje a Howard Phillips. Cierto que este Corazón de Hielo es todo un canto a la aventura, a la intrepida exploración de territorios ignotos -en este caso la Antártida de los años veinte del siglo pasado-, que sus influencias son multiples, no solo Lovecraft -el Poe de La narración de Arthur Gordon Pym es la más evidente- pero es que el peso que tiene el escritor de Providence es decisivo.
Quizá ese sea uno de los mayores lastres de toda la saga. A partir del Black dossier la presencia que tienen las referencias literarias y cinematográficas se torna excesiva, dejando a veces a las peripecias en un frustrante segundo plano. Pasa también en Corazón de hielo pero tal vez de una manera más equilibrada. Así para disfrutar plenamente de la entrega es aconsejable tener en mente el Century: 1910, o En las montañas de la locura de Lovecraft, el Ella de H. Rider Haggard, el Ciudadano Kane de Welles, la Luna nueva de Howard Hawks u otra infinidad de referencias que a mi se me escapan -atención a D'Artacán y sus mosqueperros en Megapatagonia. Pero afortunadamente en esta ocasión el sentido de la aventura es lo suficientemente vivo como para valerse por sí mismo.
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