jueves, 16 de marzo de 2006

Lo intentamos de nuevo: Presento mi candidatura al nobel de literatura del año próximo (V) [La ira de dios]

Trato de no recordar mientras la esparzo por toda la casa, procurando no dejar ningún rincón sin mojar, y me viene a la cabeza la imagen de Jorge y la de padre, y las desecho antes de que se me aflojen las fuerzas y me tire al suelo a llorar; "tres y con dos más, listo" , había dicho con desgana, como si todo aquello le resultara molesto, como si le estuviera haciendo perder su tiempo y yo miré con asombro su cara rellena, cuya piel no había sido nunca quemada por el sol y me atormentaba la mente porque yo ya sabía que iba a ocurrir. "Ten cuidado, que ese es pájaro viejo", me había repetido padre una y otra vez mientras veníamos a la casa de la colina, entre aquellos arboles de tanta altura que dolía el cuello si intentabas ver sus copas, y yo no fui capaz de decir nada, de protestar, de reclamar lo mío y padre tendría que coger el rifle y la carreta bajaría de la colina -como bajó la rama quebrada- hasta la puerta de la casa, porque en vez de eso, lo único que hice fue soltar un sollozo pensando que padre se iba a poner hecho una fiera conmigo cuando se enterase de que no dio más que cinco y busco trapos que sirvan de mecha y con la poca que queda, me rocío yo también, aunque se que no es necesario, y me tiemblan las manos cuando lo intento y se me lleva el aliento cuando aparece la pequeña llama.Había dejado los billetes sobre la bonita mesa, que era de algún tipo de madera cara que yo no conocía, y esperó, pero yo tenía la cabeza alelada y casi no me enteraba de nada y me dijo "espabila chica, que tengo prisa" y yo recogí los billetes lo más rápido que pude porque tenía miedo de que se molestara conmigo , y con un saludo salí a donde padre me esperaba, en aquella habitación con tantos adornos y cortinas y muebles y alfombras y vi su rostro ansioso, envejecido por lo que había sucedido en el último mes, sus canas ya le cubrían prácticamente todo el pelo y debajo de sus ojos habían aparecido pequeñas bolsas de un suave color escarlata y se quitó su ajada chaqueta de paño de franela y la paso suavemente por mis hombros.Hicimos todo el camino de vuelta en silencio, y padre iba como ausente, como había estado tantas veces desde lo de Jorge-a todos les había sorprendido lo que le ocurrió a Jorge-, como lo estaría para siempre pocas horas después por mi culpa, y ni siquiera preguntó por el dinero y yo tampoco dije nada y no puedo evitar que me venza el pasado cuando la lanzo y todo se ilumina con tal resplandor que me hiere los ojos.A todos les había sorprendido lo que le ocurrió a Jorge, a todos menos a mí, porque ellos no daban importancia a las cosas que decía y todos se reían cuando Jorge soltaba una de las suyas, pero yo sabía que esas cosas le ofendían a Él, como se ofendería por lo de la casa de la colina y yo le decía a Jorge "no hables así, porque el Señor te va a castigar" y a él le hacía mucha gracia y me tiraba de las coletas "niña tonta, niña boba, es que todavía crees esos cuentos" y se reía con una aguda carcajada, la piel morena como cocida a la intemperie y su mirada de simpático granuja que decían hacía suspirar a muchas en el pueblo. Jorge era muy inteligente, comprendía las cosas con facilidad y aprendía con tanta rapidez que poco después de que padre le enseñara cualquier tarea ya era capaz de realizarla tan bien o mejor que él. Cuando padre cumplió los sesenta y dijo que estaba muy cansado y que no podría seguir trabajando la tierra, Jorge se hizo cargo y nunca nos falto que comer ni con que vestir mientras que estuvo con nosotros.Por eso me daba mucha rabia cuando blasfemaba contra Él y contra la Virgen y contra Nuestro Señor Jesucristo, Su único hijo, porque yo sabía que tarde o temprano Su ira se haría sentir. Y cuando sucedió, todos en el pueblo dijeron que fue un desgraciado accidente, que aquello podía sucederle hasta a un chico tan excelente como Jorge y se lamentaron de la maldita suerte . Pero yo se que no fue mala suerte, que la rama del árbol donde Jorge trabajaba se rompió cumpliendo Su designio, al igual que lo hacía la piedra contra la que se golpeó la cabeza al caer.El humo se me prende a la ropa, a la piel; me penetra por todos mis orificios, y lloro cuando me toca los ojos, y toso cuando es la nariz o la boca, "no más que cinco" había mascullado ya en casa padre para sí, de forma casi inaudible, y me clavó sus ojos de lobo enfurecido hasta obligarme a bajar la vista y en un tono de rabia contenida se lamentó, como había hecho ya muchas veces de que yo no fuera como Jorge, de que la hermana de Jorge pudiera ser tan inútil, y se quejó a Él por llevarse a su lado a Jorge y de que tuviera que morir madre para dejarme a mi como castigo suyo.Mientras buscaba su rifle, padre lanzaba insultos contra el hombre de la colina, el hombre que compró mi virtud, el que dos semanas después del funeral de Jorge vino a la casa, con su traje gris sin arrugas y su corbata de tristes colores, y reclamó el pago de una deuda y una semana después volvió a la casa y ya no discutía con padre y me miraba como se mira a lo animales antes de comprarlos, el mismo que dos días después me abrazaría y besaría y me desnudaría y entraría en mi, y que horas más tarde mandaría una carreta tirada por dos oscuros caballos hasta la puerta de la casa; y me alegro cuando siento avanzar el fuego, las llamas rojas, amarillas y azules lamiéndolo todo, transformado su esencia; lo malo, lo feo, lo pecaminoso, todo es purificado para Su agrado y ya pronto me llegará a mi, "ya verás como yo le obligo a cumplir lo acordado, ya verás como vuelvo con los cincos restantes, o si no, no vuelvo" dijo antes de salir con su rifle a cuesta por el embarrado camino que llevaba a la colina, y dos horas después yo me pregunté que mal le hizo madre para que a ella también se la llevara al nacer yo, porque una carreta lo trajo hasta la puerta de la casa, tan inmóvil como lo había estado antes Jorge. Y ahora creo comprender que es porque Él no quería que yo naciera, pues sabía lo de colina y entiendo cual es la única solución y las ofensas por las que pagaron padre y madre y Jorge serán saldadas y sus muertes redimidas al compás del olor de la ceniza y la carne quemada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario