domingo, 12 de marzo de 2006

Suave es la noche

Mi primer contacto con Scott Fitzgerald no pudo ser más descorcentante; fue a través de El gran Gatsby y quedé horrorizado en su primera lectura. Me pareció un libro aburridisimo al que logré darle fin simplemente porque es breve. Sin embargo hoy por hoy es una de mis novelas de cabecera. Fue en su segunda lectura cuando me deslumbró la melancolía y tragedia que destila Gatsby. Una tercera lectura lo acabó de confirmar. Pues bien, algo parecido me ha pasado con Suave es la noche; la primera vez que la intenté leer me dejó fulminado de aburrimiento: de hecho tuve que abandonar su lectura (este no es un libro breve). La verdad es que, al igual que la primera vez que leí El gran Gatsby, no entendí absolutamente nada. Y no porque sean libros dificiles de leer, si no más bien por no haberlos leido en el momento idoneo. Sin embargo esta segunda lectura si ha sido fructifera y me ha dejado una magnifica impresión.

De ambiente y tematica similar a la anterior novela, Suave es la noche narra la descomposición anímica y moral de un joven inteligente e idealista, Dick, capturado por las facilidades, pero también por las exigencias, que otorga e impone la abundancia económica. Casado con una desquiciada y acomodada muchacha que no tiene más pretensiones en la vida que hacer gala de su aristocratica posición social, Dick se verá obligado a reconducir todas sus energías y vitalismo hacía la observancia de lo que su nuevo status exige. Y aunque en este nuevo empeño Dick parece salir también airoso, conviertiendose en el alma de todas las fiestas y saraos, lo cierto es que ya se ha iniciado en él el proceso de vanalización y decadencia que se verá definitivamente acelerada tras su infidelidad con Rosemary. Es sin duda este el punto de no retorno a partir del cual Dick es ya incapaz de mantener ni tan siquiera una dignidad aparente; se acentua el distanciamiento con su esposa y se recrudece su alcoholismo; pierde su encanto social y su papel protagonista como mono de feria. Ya no sirve para lo que se espera de él y al igual que sucede en El gran gatsby en la escena del desolado funeral, donde se pone de manifiesto la falsedad de las amistades hechas al cobijo del fluir del dinero, Dick acaba siendo repudiado por todos, engañado por su mujer y perdiendose en miserables pueblos sin que a nadie importe demasiado.

Una terrible lección de la que todos podemos y debemos sacar valiosas enseñanzas.

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