domingo, 22 de junio de 2008

¡¡¡¡Qué bonito es equivocarse!!!!

Ole y qué alegría da.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ESPAÑA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Y el resto qué...?

Más minireseñas, más Moore, más pequeñas maravillas: El día del padre

Puestos a recuperar cosas olvidadas, no estaría mal emplear una de estas minireseñas para hablar de la que es posiblemente la obra de Moore con mayor coeficiente en el ratio Calidad/Reconocimiento (o sea, para los que no andais duchos en matemáticas, la más injustamente olvidada) de entre todas las suyas: el episodio en dos partes que escribió para la serie

Vigilante: El día del padre

Si por algo se han caracterizado los constantes acercamientos de Moore a los superhéroes es, sin lugar a dudas, por su capacidad para penetrar en el alma de seres tan improbables y mostrárnoslos, si no más normales, al menos sí algo más comprensibles. Y si el inglés ha sido capaz de pasearse con tanta soltura por las neuras de semejantes personajillos, por qué no podría hacer lo mismo con seres un poco más cercanos, aunque en el fondo no menos desquiciados. Y, mira tú por donde, eso mismo fue lo que trató de hacer en El día del padre: adentrarnos en la lógica de un psicópata que aún siendo capaz de atrocidades tales como abusar de su hija pequeña o matar a quien se interponga en su camino, guarda en su corazoncito sentimientos que son reconociblemente humanos. Porque al fin y al cabo, este tipo de conductas no son privativas de monstruos inhumanos, sino que desgraciadamente forman parte, a veces de manera inseparable, de lo que es la condición humana. Por eso Moore insiste en la necesidad de comprender a los otros, incluso a los más deleznables, como requisito indispensable no ya para justificar y perdonar lo que hacen los demás, sino para conocer verdaderamente nuestra auténtica naturaleza. El único pero que se le puede poner al tebeo es que la historia camina por el delgado alambre del tremendismo, siempre a un paso de caer, o cayendo en algunos momentos, en la exageración, el lugar común e incluso en el ridículo. Aún así, la rebosante humanidad de los personajes y el lirismo del final la salvan sobradamente de estas caídas y recaídas. Atención especial merece el divertidísimo choque entre la moral de cartón piedra del Vigilante y el mundo tridimensional y de carne y hueso de las prostitutas.

Por cierto, la parte gráfica corresponde a Jim Baikie, el mismo que ya formara equipo con Moore en la muy prescindible Skizz: dibujos funcionales, que sin ser especialmente memorables, al menos no estorban el desarrollo de la historia. Lo dicho, otra pequeña maravilla a reivindicar. (Esta reseña no me ha quedado muy mini, la verdad)

Puntuación: 8

¿Y el resto qué...?

Memoria del futuro II: Italia eliminó a España

Hay pocas cosas que resulten tan divertidas, conmovedoras y patéticamente disparatadas como la lectura de predicciones sobre un futuro que ya es pasado. O bien porque se quedaron cortas, o bien porque se pasaron tres pueblos, o ni lo uno ni lo otro o todo a la vez, lo cierto es que atreverse a vislumbrar lo que el mañana habrá de depararnos es siempre una temeridad que acaba inevitablemente el ridículo más espantoso. Y es que el destino está tan por escribir, tan preñado de posibilidades, que dar con él es más complicado que sacarse el pleno al quince cada semana durante una temporada completa apostando en una sola columna a que el Madrid y el Barça pierden todos los partidos. Vamos, que no. Y sin embargo, curiosamente, existen ciertas ocasiones en las que el futuro, sin razón aparente, se vuelve claro como la prosa de un best-seller. Sucede con las actuaciones de España en Eurovisión. Y sucede también en las participaciones de la selección española de fútbol en los cuartos de final de los torneos internacionales. Es decir, que hoy nos encontramos ante una de esas rarísimas conyunturas en las que la alineación de los planetas, la confluencia de los astros, el significado de los libros sagrados, las intenciones de las grandes multinacionales y el olvido de todos los dioses se alían para que podamos conocer con total seguridad el porvenir desde el presente: Italia ha eliminado a España. Y este es un hecho igual de fiable y de cierto tanto si me estás leyendo el lunes 23 de junio de 2008, o en el remoto 2020, o unos pocos minutos antes de la media noche de este 22 de junio de 2008 o ahora mismo, cuando apenas pasa media hora del mediodía, cuando teóricamente aún nada de lo que pasó debería poder saberse. Así de curioso es el tiempo. En fin, ya nos resarciremos en el próximo mundial (jajaja, es broma, es broma).


¿Y el resto qué...?

sábado, 21 de junio de 2008

El escritor (6ª entrega)

Después de semejante acogida cualquiera es el guapo que se atreve a escribir de nuevo. De hecho tuvieron que transcurrir casi dos años y medio para que volviera a sentarme frente a un folio en blanco, aunque no crean que fue porque me atenazara el miedo o porque me pesara en exceso la responsabilidad. Simplemente la polvareda levanta por mi debut adquirió tales dimensiones que los compromisos públicos acabaron por fagocitar todo mi tiempo. La verdad del asunto es que me daba cuenta del alcance de mi recién adquirido don y me sabía perfectamente capacitado para repetir un éxito similar al cosechado por ”Haciendo surf” o superarlo si fuera necesario. Y efectivamente, como ya les sonará de los manuales literarios al uso, volví a hacerlo una y otra vez; siempre que quise. Incluso cuando no quise. Si no se lo creen pueden comprobarlo en sus libros oficiales: cuando publiqué “El inolvidable olvido,” mi segunda novela, fui investido Doctor Honoris Causa por una docena de universidades y recibí calificativos tales como "genio literario" o "último clásico vivo"; con la tercera, “La sartén por el mango”, se me propuso como candidato para el Nobel de literatura, galardón que finalmente me fue otorgado coincidiendo con la aparición de la cuarta, “A un dios cualquiera”. Lo que seguramente no sabrán ustedes, arrogantes lectores de manuales literarios al uso, es que a “El inolvidable olvido”, escrita entre el lujo y la suntuosidad del Ritz de Madrid, apenas le dediqué unos pocos minutos al día y prácticamente ninguna atención durante el año que duró su redacción. Mi mente andaba entonces más centrada en el cortejo de mis admiradoras, a las que recibía en mi habitación como si fuera un gigoló profesional, que en combinar adecuadamente sujetos verbos y predicado. Como tampoco sabrán, claro, que “La sartén por el mango” es, palabra por palabra, exactamente la misma novela que “El juego del ratón y el gato”, la primera de las mías y que antes había cosechado una decena de rechazos: la única modificación que me molesté en realizar fue la de colocar la palabra fin en la última página. Aproximadamente igual que con “El cielo del carpintero" , que tal cual reposaba en su caja de zapatos durmiendo el sueño de los justos, tal cual con sus veinte cartas de rechazo a cuesta, se convirtió en la aclamada “A un dios cualquiera”. Sin embargo todos los límites se rebosaron con la acogida de “Algebra de color añil”

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domingo, 15 de junio de 2008

B.S.O. de El jardinero fiel: Kothbiro (Ayub Ogada)

Sin palabras (sólo oídos y sentimientos) :



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Promethea nº 10: Sexo, estrellas y serpientes


Ahora que de la mano de la edición en castellano de Lost Girls está de moda hablar de Moore y su concepción del sexo, qué mejor momento para rescatar del olvido este número 10 de la serie Promethea. Como pasa con casi toda la producción del barbudo, habrá quien en Sexo, estrellas y serpientes sólo pueda ver otra rayada más, otra ida de olla, otra alucinación lisérgica del pseudomago. Y habrá quien sepa encontrar en sus 24 páginas toda la fuerza, la belleza, el erotismo, el simbolismo, la fantasía y la sabiduría del que es para servidor el polvo más memorable y mejor narrado que se pueda leer en tebeo alguno. Sophie Bangs, alias sexta encarnación de Promethea en sus ratos perdidos, quiere aprender magia. Jack Faust se ofrece para enseñarle, pero claro, a cambio de algo, a cambio de pasarse por la piedra a la semidiosa. Pero la cosa, que podría haberse quedado en un polvo en un sucio colchón se convierte, gracias a la sabiduría del mago, en el glorioso hacer de dos dioses: la voluntad penetrando en el misterio, en la compasión sin fondo, para acabar, tras pasar por cada uno de los chakras del cuerpo, fundiéndose en un todo hermafrodita. Ya digo, rayada o genialidad, que cada cual decida por si mismo. Para mí, sin duda, lo segundo. Y más si tenemos en cuenta las maravillosas composiciones de páginas de J.H. Williams III. Una gozada.

Puntuación: 10 (es que es de Moore)
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jueves, 12 de junio de 2008

Minireseña: Trazo de tiza


En otro tiempo incluí Trazo de tiza entre mis grandes decepciones tebeísticas. Y no necesariamente porque el tebeo me pareciera malo, pero en el mundo del noveno arte es tal la propensión a hinchar los méritos que claro, después vienen las decepciones. Sin embargo puedo asegurar que tras una nueva relectura, olvidado ya el prúrito de encontrar un argumento sorprendente, Trazo de tiza gana muchos enteros. Porque lo que realmente la convierte en la obra indispensable que siempre se ha dicho que es no es el paradójico bucle temporal de su argumento, interesante pero no excesivamente novedoso ni inspirado, sino la destreza con la que Miguelanxo Prado nos sumerge en el ambiente misterioso de su islote solitario, de esa especie de “trazo de tiza en mitad del océano” que es capaz de dotar a la obra de una textura tan compleja como el color mismo de sus viñetas; una atmósfera que es al tiempo realista y fantástica; onírica y pesadillezca; hermosa y violenta; romántica y cruel… En ella Raul y Ana juegan al raton y el gato, al escondite emocional ante la atenta mirada –y no sólo mirada- de la posadera del islote y su hijo. Unos personajes que se ven imbuidos y afectados en sus relaciones por el extraño escenario en donde se desarrollan. Mención especial merece el pulso narrativo y la suave precisión con la que Prado teje su historia. En fin, que tras la decepción inicial, para mí Trazo de tiza queda completamente rehabilitada. Os doy autorización para volver a leerla.

Puntuación: 8
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lunes, 9 de junio de 2008

Killing me softly (Roberta Flack)




KILLING ME SOFTLY



Strumming my pain with his fingers,

Rasgueando mi dolor con sus dedos

singing my life with his words,

cantando mi vida con sus palabras

killing me softly with his song,

matándome suavemente con su canción

killing me softly with his song,

matándome suavemente con su canción

telling my whole life with his words,

contando toda mi vida con sus palabras

killing me softly with his song

matándome suavemente con su canción. (Estribillo)


I heard he sang a good song,

Escuché que cantaba una buena canción

I heard he had a style

escuché que tenía estilo

and so I came to see him, to listen for a while

así que vine a verlo para escucharlo por un rato

and there he was, this young boy, a stranger to my eyes

y ahí estaba, este joven, un extraño para mis ojos.


(Estribillo)


I felt all flushed with fever, embarrassed by the crowd,

Me sentí ruborizada con fiebre, avergonzada por la multitud

I felt he found my letters and read each one out loud

sentí que encontró mis cartas y las leyó una a una en voz alta

I prayed that he would finish but he just kept right on

recé porque terminara, pero él sólo continuó


(Estribillo)


He sang as if he knew me in all my dark despair.

Cantaba como si me conociera en toda mi desesperación más oscura

and then he looked right through me as if I wasn't there.

y luego miró a través de mí como si yo no estuviera ahí

but he just kept on singing, singing clear and strong.

pero sólo siguió cantando, cantando fuerte y claro


(Estribillo)

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Minireseña: El artefacto perverso


Ambientado en la España de posguerra, El artefacto perverso, con guión de Felipe Hernández Cava y dibujo de Federico del Barrio, cuenta a través de sus distintos niveles narrativos la historia de un maestro represaliado, Enrique Montero, quien obligado a ganarse tristemente la vida dibujando tebeos infantiles se ve envuelto, sin comerlo ni beberlo, en una trama de traiciones y deslealtades donde la supervivencia se paga con el alma. O con la desmemoria. Reflejo moral de la España revanchista de posguerra, una España gris y represiva que sacó lo peor de cada uno y que impuso el corsé de la mediocridad a toda una sociedad. En cuanto a la parte gráfica, muy sugerentes los claroscuros de Federico del Barrio, próximos a los del Breccia de Mort Cinder o incluso al José Muñoz de Alack Sinner, destaca además por la variación de estilos en la narración de los delirios de Jordi y la inserción, al igual que en el Watchmen de Moore, del tebeo de Pedro Guzmán, que como en el caso de la historia del navío negro, nos ofrece algunas claves para entender la trama principal. Interesante, aunque me deja una cierta sensación de frialdad y distancia.

Puntuación: 7
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viernes, 6 de junio de 2008

Minireseña: Heartland, tierra del corazón


Sigo con las minireseñas y sigo con los superhéroes, aunque esta vez con trampa, porque por más que Heartland se englobe teóricamente dentro del universo de Hellblazer de John Constantine, la verdad es que de superhéroes tiene lo mismo que el PP de partido moderado y de centro. Es decir, nada de nada.

Aprovechando el regreso a su Belfast natal de la temperamental Kathie, personaje del que desconozco absolutamente todo pero que intuyo que estuvo de alguna forma ligada sentimentalmente a Constantine (o eso viene a decir más o menos la contraportada del tebeo) Ennis nos habla en Heartland, tierra del corazón de las dificultades de convivencia generadas a todos los niveles por el conflicto armado entre católicos y protestantes que durante tantos años asoló Irlanda del Norte, y especialmente a la capital. A través de los ojos asombrados de Rodney, un recién llegado a Belfast, sus conversaciones con Kathie y los recuerdos de infancia de esta, Ennis compone un retrato creíble de la forma en que la asimilación de la violencia, su normalización y su interiorización coartó el desarrollo de toda una sociedad, frustró sus ilusiones y desnaturalizó las relaciones humanas hasta límites insospechados. Un tebeo que convence especialmente por la naturalidad de sus diálogos y el carisma de sus personajes. Por su parte el dibujo de Dillon, algo rígido -como siempre- pero en general más que correcto. Resumiendo, el mejor tebeo, se mire por donde se mire, que haya escrito jamás el gamberro de Ennis.

Puntuación: 9
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miércoles, 4 de junio de 2008

Minireseña: Dios ama, el hombre mata

Voy aprovechar esta serie de reseñas pequeñitas para hacer un poco de justicia con el género de los superhéroes, tan frecuentemente olvidado y denostado en este blog. Porque si antesdeayer le tocó al Cerca de ti, hoy es el turno de:

X-Men: Dios ama, el hombre mata.


Prestigio (es decir, formato diferente al comic-book de toda la vida con el único propósito de sacarle más pasta de lo habitual a los pobres lectores) de los X-Men que por una vez merece ser llamado así. Dios ama, el hombre mata, escrita por Claremont, narra una historia que, con estar fuera de la continuidad oficial de la colección, bien podría considerarse como paradigmática de lo que han sido siempre las aventuras de los muties: las de un grupo de marginados atareados por igual en su lucha contra el mal como en su esfuerzo por lograr la aceptación por parte de la sociedad. Tanto que el argumento sirvió de base para la segunda entrega cinematográfica dirigida por Singer (X-Men II, por si alguien no acaba de enterarse de qué peli hablo). En este caso los Xavier, Cíclope, Fénix, Coloso y compañía, con la ayuda excepcional de Magneto, habrán de vérselas con la intolerancia del predicador Stryker y sus acólitos, decididos a iniciar, en nombre de Dios y de la pureza de la raza, una verdadera cacería de todo aquel que sea diferente. Porque esta es en definitiva la autentica razón de ser del tebeo: un alegato a favor del respeto a la diferencia y una llamada de atención contra ese miedo visceral al otro que degenera casi inevitablemente en la intolerancia y el odio. No es mala lección para los tiempos que corren, Berlusconi. Buen dibujo y buen ritmo el de Brent Anderson. Y espeluznante la escena de la ejecución de los niños mutantes con la que se abre el cómic. Total, otro cómic de superhéroes que hay que leer. Si al final va a resultar que el género no está tan mal.

Puntuación: 9

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lunes, 2 de junio de 2008

Minireseña: Astro City, cerca de ti

A ver, el más difícil todavía: quiero volver a escribir sobre tebeos, pero no tengo ganas de escribir nada de nada y sobre nada. Vamos, que lo que yo quisiera es que sin que medie acción ni esfuerzo ninguno por mi parte, cada vez que acceda a mi blog aparezca una nueva reseña comiquera. Así de guay. Ya sabéis, lo del guarro gordo que pese poco…

¿Una posible solución? Reseñas pequeñitas para grandes tebeos de pocas páginas. ¿Por qué no? Tal vez así, reduciendo y simplificando, sea capaz de dejarme en el tintero toda la pedantería seudointelectual que suele adorna mis entradas habitualmente. Probemos, a ver cómo sale la cosa.

Astro City: Cerca de ti.


Número especial correspondiente a la colección/Universo alternativo de Astro City, con la que Kurt Busiek retomó la idea central de su aclamada –con todo merecimiento, por si a alguien le interesa mi opinión- Marvels: es decir, explorar el día a día de una ciudad infectada de superhéroes e introducirnos en la cotidianidad más elemental de sus seres extraordinarios y de aquellos personajes anónimos cuyas vidas se ven enredadas en las peripecias superheroicas de los justicieros.

En este caso conoceremos las cuitas del pobre Michael Tenicek, un simple administrativo que, sin saberlo, ha perdido para siempre a su esposa en uno de esos habituales desgarrones de la continuidad temporal que tan frecuentemente se dan en Astro City cuando el bien tiene que enfrentarse con el mal. El resultado es que Michael sueña constantemente con una mujer a la que jamás ha conocido, entre otras cosas porque en la nueva continuidad jamás ha existido, pero a la que sin embargo ama y añora con tal intensidad que a duras pena consigue mantenerse cuerdo. Una situación que sólo se verá aliviada cuando le sea explicada y pueda con ello recuperar de alguna manera la realidad, la consistencia, la sustancia de sus recuerdos y sentimientos. En definitiva, apenas 16 páginas tras las que late una intensa historia de amor capaz, no sólo de sobreponerse a la muerte, sino incluso a su propia inexistencia. Una pequeña maravilla. Y no digo más que se me salen las palabras del presupuesto.

Puntuación: 8

¿Y el resto qué...?