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Y es que no me acaba de convencer ese tono entre juguetón y burlesco que quiere darle a sus novelas. En mi pobre entender, con ello lo único que consigue es convertirlas en farsas dificilmente creibles, robandole la verosimilitud a los personajes, a los que reduce -ya digo, en mi muy poco estimable opinión- a la categoría de simples caricaturas. Es un defecto del que tal vez solo se salve El guitarrista, a pesar de que esta última comparte con las otras muchos de los temas y obsesiones de Landero. Incluso, en cierta medida, ese mismo tono de comedia naif. Pero en El guitarrista todo aparece dosificado con mayor precisión, con lo que la novela gana en mayor entidad. A mi, desde luego, es la que más me ha gustado de las suya.
En fin, historia, al igual que Juegos de la edad tardía, de un despertar otoñal a la vida, El mágico aprendiz nos habla de la necesidad de sueños que todos tenemos, de la imposibilidad de renunciar por completo a nuestros más intimos anhelos y de sentir, aunque sea por un momento y contra toda lógica y sensatez, que estos pueden hacerse realidad. Así sus personajes se embarcaran en una aventura absurda con todos los visos de fracasar y que sin embargo seguramente acabará por suponer la hora más alta y digna de sus miseras vidas, porque por una vez y sin que sirva de precedente, se atrevieron a intentar ser felices. Una hermosa y triste lección para muchos.
En fin, historia, al igual que Juegos de la edad tardía, de un despertar otoñal a la vida, El mágico aprendiz nos habla de la necesidad de sueños que todos tenemos, de la imposibilidad de renunciar por completo a nuestros más intimos anhelos y de sentir, aunque sea por un momento y contra toda lógica y sensatez, que estos pueden hacerse realidad. Así sus personajes se embarcaran en una aventura absurda con todos los visos de fracasar y que sin embargo seguramente acabará por suponer la hora más alta y digna de sus miseras vidas, porque por una vez y sin que sirva de precedente, se atrevieron a intentar ser felices. Una hermosa y triste lección para muchos.
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