martes, 2 de mayo de 2006

Misterio

Tú siempre has deseado ser alguien especial, por eso no te podías conformar con un simple papel en una minificción de segunda. No, tú necesitabas un papel memorable, tú querías todos los papeles. Pero para lograrlo tendrás que darte prisa, mucha prisa, porque las palabras se acaban y en cada una de ellas te vas dejando la vida desangrado. Tendrás que agudizar el ingenio y encajar todas las piezas del puzzle con la diligencia de un hábil relojero si quieres descubrir a tiempo al asesino; dónde y cuando se produjo el crimen, que arma utilizó, cuales fueron los posibles móviles o quienes los sospechosos más probables. Que fácil sería todo sí el dolor de las tripas a medio desparramar no te impidieran pensar con claridad. Pero nadie dijo que ser detective y víctima en el mismo cuento fuera un camino de rosas. Sin embargo tu ambición no te permitirá desfallecer jamás, y menos ahora que puedes vislumbra la solución muy cercana, casi al alcance de tu mano, porque necesitas hasta el delirio encontrar tu final perfecto. Tanto que te es imposible contener una carcajada satisfecha y orgullosa cuando, justo antes de expirar, consigues al fin recordar que, en un gesto digno del ser ególatra que eres, fuiste tu mismo el que te diste muerte.

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