Siguiendo un poco la estela y la recomendacion de nuestro carcelero digital favorito, Alvaro Pons , me he decidido, al fin, a dar cuenta de El Día del Juicio, el penúltimo acercamiento del genial barbudo al género de los superheroes … ¿O habría que decir mejor del no menos genial Rob!?. La verdad es que es difícil asegurar con certeza, tras su lectura, a quien se parece más la criatura; si a papa Moore o a mama –con perdón- Liefeld. Y es que si a Moore le basta con apenas un poco de oficio y las sobras de otros trabajos –como Watchmen o Promethea- para conseguir una historia muy por encima del estandar de calidad habitual, a Liefeld le es suficiente una sola página –cualquier página, eso queda a elección del lector- para mostrar y demostrar que él es el dibujante más dotado de la historia del cómic para esto de hacer pensar a los lectores: en obligarles a preguntarse en qué diablos piensa este hombre cuando compone una página, con qué parte de su anatomía realiza sus trabajos, o quién fue el sádico desalmado que le dijo a Rob! que sabía dibujar. Es tremendo comprobar como este genio sin parangón consigue dejar en los huesos, una a una, todas las ideas de Moore, cómo echa a perder cualquier atisbo de tensión dramática, como neutraliza la fuerza de todos los giros argumentales…. En fin, ya digo, un talento excepcional al alcance de muy pocos.Pero bueno, tratemos de obviar la evidencia y centrémonos mejor en el trabajo de Moore. Como ya indique antes, en esta su enésima vuelta de tuerca al genero de los superhéroes, el guionista británico, a medio gas, se vale de ideas ya ensayadas en otras obras para componer una historia que va más allá, como siempre pasa con él, de los limites que se le suponen a los superheroes. Y es que El Día del Juicio bien puede leerse en clave de repaso de la historia y evolución del genero, al estilo y forma de Watchmen, o bien, olvidándonos un poco de estos, entenderla como un estudio del poder del mito, la palabra y la imaginación a la hora de crear la realidad. Es decir, algo muy parecido a lo que ya venía insinuándonos en otras obras como Promethea o Serpientes y escaleras.
Por cierto, y hablando de todo un poco, me resulta curioso ese invento de un libro con todas las historias posibles, que tan poderosa e inevitablemente recuerda al libro de arena de Borges. ¿Habrá leído el de Northampton al de Buenos Aires? Apostaría a que sí.
De todas formas, aun siendo de lo más interesante que se puede leer dentro del género, no consigue alcanzar el nivel que todos sabemos que el ingles podría dar si se lo propusiera en serio. Nada, habrá que esperar a la lectura de Lost Girl para recuperar al mejor Moore. O a la anhelada conclusión de Big Numbers. O a la rocambolesca reedición de Miracleman. En cualquier caso, pertrechémonos de paciencia…
Puntuación: 7
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