Laura recoge con evidente hastío el libro –Reflexiones metafísicas en torno al fuera de juego- que acaba de materializarse sobre su cubierto y se lo entrega a Evaristo con gesto exigente. Evaristo se sonroja y no acierta a disculparse cuando dos libros más – Las aventuras sexuales de una viuda católica y Breve historia de la cerveza- aparecen de repente sobre el centro de flores que adorna la mesa del restaurant. Es la gota que colma la paciencia de Laura, que se marcha sola no sin antes dejarle claro que no quiere volver a verlo jamás. Desolado, Evaristo camina por la margen derecha del Guadiana, dispuesto a poner fin de una vez por todas a su sufrimiento; con decisión se adentra en las templadas aguas buscando el descanso del olvido. Pero según avanza hacia las profundidades en lugar de hundirse una extraña fuerza lo va sacando a flote. Evaristo forcejea sin darse cuenta que debido a la tensión del momento ha saturado por completo el río, provocando terribles inundaciones en ambas márgenes. Es lo que le faltaba al pobre de Evaristo, que cabizbajo se marcha a casa, dejando a lo largo del camino el rastro de libros que delata la dolencia que ha arruinado su vida por completo. Ya se lo advirtió su madre; leer tanto no podía ser bueno, pero Evaristo esperaba si acaso una miopía por castigo, no esta rara enfermedad que le lleva, cuando se pone nervioso, a abarrotarlo todo de libros.
Bua, Laura es una petarda. Y el de la viuda y la cerveza me parecen la mar de interesantes.
ResponderEliminarMenudo negociazo editorial se podría montar el Evaristo. Desde luego la gente tiene menos vista...
ResponderEliminarUn libro por escribir.