jueves, 3 de agosto de 2006

Ética para Amador

Hace tiempo ensayé una pretendida defensa del libro de autoayuda que resulto ser más un ataque que otra cosa. Venía yo por entonces a decir más o menos que si por algo pueden ser salvados de la quema este tipo de libros, que si de alguna manera pueden resultar útiles, será más por constituirse como plataforma de promoción y acercamiento a temas serios -lease aquí esos imperecederos de los que la filosofía, la psicología y tal vez la literatura han hecho como propios- al gran público que por sus propios aciertos. Por lo general -continuaba razonando yo- los libros de autoayuda suelen poseer la virtud de la amenidad y la sencillez, virtudes que resultan a la postre muy apropiadas para atraer lectores hacía estas cuestiones, lo que con tiempo y fortuna se puede acabar traduciendo en una profundización más consciente y rigurosa de los mismos.

Pues bien, si existe una cualidad por la que merezca destacar al libro –y también al autor- que quiero reseñar es precisamente esta: por su apuesta insobornable por hacer amenas y accesibles cuestiones vitales que en manos de otros acaban casi siempre resultado soporíferas. Ética para Amador es un libro pretendidamente sencillo que se reconoce destinado a adolescente; es también un libro pretendidamente falto de pretensiones que aparenta ser poco más que esos consejos informales y cariñosos de un padre atento hacia su hijo que Savater quiere hacernos creer. Sin embargo tras tanta modestia se esconde un inteligentísimo tratado que expone, propone y pone al alcance de todos –y no solo de los adolescentes- los fundamentos básicos de la ética; que llama a la reflexión y a la toma de consciencia sobre temas tan trascendente como la libertad, la responsabilidad, la obligación de decidir, la búsqueda de lo bueno o el gusto por el buen vivir, temas que están en el corazón y en el día a día de cualquiera vida y que sin embargo solemos despachar con la ligereza de la inercia y la rutina.

Un libro, como ya he dicho antes, destinado a adolescentes que sin embargo yo recomendaría a todo tipo de lectores que posean un mínimo de inquietud, pues antes que nada es un libro sincero y honrado que se toma en serio a su destinatario -tanto más que a su emisor- y que por tanto no ofenderá la inteligencia de nadie.

El único pero que yo le pondría a esta Ética para Amador -un pero minúsculo y completamente injustificado si tenemos en cuenta las circunstancias del libro- es su decidida visión positiva de la vida. Después de haber leído su Ensayo sobre Cioran, uno echa de menos un Savater no tan optimista. Pero esto es ya cuestión de gustos.





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