martes, 20 de enero de 2009

El decálogo del perfecto cuentista, según Horacio Quiroga

I
Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.

II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

IV
Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

VIII
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.


Algún día, algún día...




8 comentarios:

  1. Gran decálogo, si señor...
    Ahora, la pregunta del millón:
    ¿Un buen escritor nace o se hace? (o una buena escritora, que más da)
    Hoy estoy en un plano nada filosófico...otro día podría escribir mil divagaciones, pero estoy en cosas mas banales.

    Una medio vegetariana/ medio budista.

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  2. Oh, esta pregunta comparada con la de los Beatles es un punto regalado : se hace, se hace. Un buen escritor, sin duda, es un 7,84% talento y el resto pura transpiración. Ahora, un escritor genial... buff, ese es al menos, y calculando a ojo y por lo bajo, un 256,39% talento y un 623,02% esfuerzo y dedicación. O sea que, ante todo, trabajo, trabajo y trabajo. Y en los momentos de cansancio... más trabajo. O eso, o buscar un bueno negro.

    Un ateo materialista carnivoro y soñador.

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  3. Materialista, carnivoro y soñador.
    En cuanto a tus porcentajes, no se yo...Creo que es más 50-50.
    Bueno, Mr. Materialista (por lo menos tu eres sincero) un saludo.

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  4. Materialista, pero ojo, filosófico. Más en concreto, de Gustavo Bueno. El dinero me das más igual, sobre todo cuando no falta.

    Hazme caso, con mucho talento y poco esfuerzo no se consigue nada; con mucho trabajo y no demasiado talento se pueden hacer cositas interesantes y dignas. Para mí nunca podrá ser un 50-50; la constancia merece más, mucho más.

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  5. Con esfuerzo se pueden hacer muchas cosas, pero con talento tienes mas tiempo para hacer lo que quieras. No importa cuanto tiempo inviertas en algo siempre que sea lo mejor que puedes dar.
    Si haces una obra maestra en 1 día, para que revisarla durante un mes, si al final te quedaras con lo primero que hiciste.

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  6. Ya, Lu, pero la literatura es muy joía. Fijate que hay niños prodigios en música, en matematicas, en ajedrez... y sin embargo nunca en literatura. Con la excepción de Rimbaud, que prácticamente escribió toda su obra antes de los veinte y después dedicó su tiempo a la venta de esclavos, en literatura no basta con el talento; todos los escritores han necesitado un largo periodo de aprendizaje para dominar verdaderamente su oficio. O sea, muchas horas de trabajo acumuladas. Es casi regla general que acaben renegando de sus obras primerizas, es decir de aquellas que levantarón a fuer de talento, pero sin el cimiento de lo aprendido con esfuerzo. Para escribir hay que aprender a escribir. Lo que no quita, como muy dices, que con talento todo sea más fácil y se respire mejor.

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  7. Creo que no vamos a estar de acuerdo...además, es tu blog, así que no voy a acaparar más espacio.
    Minipunto para Jorge.

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  8. Dejemoslo en unas tablas amistosa. No da la cosa en verdad para más.

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