Llevo un tiempo planteándome qué debo hacer con el blog. Llevo unos meses en que no me apetece nada dedicarle ni medio instante, no me seduce el sentarme frente al portátil y decidir qué tebeos o que películas merecerían ser reseñadas. O peor aún, aunque se me ilumine la mente y tenga claro qué entradas merecerían la pena ser escritas, no me apetece ni lo más mínimo ponerme a hacerlo. No quiero dedicarle tiempo y punto. Tanto que incluso he llegado a plantearme la posibilidad de abandonar definitivamente el blog, de dejarlo morir extraviado por los espacios siderales de la blogosfera y tal vez más adelante, cuando retome fuerzas, comenzar uno nuevo, con un nombre y un concepto diferentes, con una personalidad distinta. Sin embargo creo que no lo voy a hacer; creo no es necesario. Pensando pensando me he dado cuenta que mi problema se concentra precisamente en ese qué debo hacer con él. Ahí reside la equivocación . Yo no tengo que hacer nada con él; lo único que cuenta es qué quiero hacer de él. Cuando uno entra en cierta dinámica, a veces no es difícil olvidar por qué y para qué empezó a escribir el blog. No es difícil olvidar que por encima de cualquier otra consideración, un blog, o al menos mi blog, es un acto puramente onanístico, egoísta, lúdico, que sólo tiene sentido como forma de disfrute personal, sin consideración a nada ni a nadie. Si uno empieza a pensar en la regularidad de las actualizaciones, en los temas que puedan gustar, en quién me lee o quién me deja de leer, no hay acto masturbatorio que llegue a buen puerto y se acaba todo atisbo de diversión. Insisto, no debo hacer nada con el blog. Lo único que importa, que me importa, es lo que me apetece hacer de él en cada momento. No necesito abandonarlo para tomarme un descanso; no necesito crear uno nuevo para reinventarme: puedo hacerlo aquí mismo si quiero. Simplemente porque me da la gana. Y al que no le guste, que se busque otro blog. Si no lo ha hecho ya.
lunes, 6 de julio de 2009
Lo dejo, no lo dejo...
Llevo un tiempo planteándome qué debo hacer con el blog. Llevo unos meses en que no me apetece nada dedicarle ni medio instante, no me seduce el sentarme frente al portátil y decidir qué tebeos o que películas merecerían ser reseñadas. O peor aún, aunque se me ilumine la mente y tenga claro qué entradas merecerían la pena ser escritas, no me apetece ni lo más mínimo ponerme a hacerlo. No quiero dedicarle tiempo y punto. Tanto que incluso he llegado a plantearme la posibilidad de abandonar definitivamente el blog, de dejarlo morir extraviado por los espacios siderales de la blogosfera y tal vez más adelante, cuando retome fuerzas, comenzar uno nuevo, con un nombre y un concepto diferentes, con una personalidad distinta. Sin embargo creo que no lo voy a hacer; creo no es necesario. Pensando pensando me he dado cuenta que mi problema se concentra precisamente en ese qué debo hacer con él. Ahí reside la equivocación . Yo no tengo que hacer nada con él; lo único que cuenta es qué quiero hacer de él. Cuando uno entra en cierta dinámica, a veces no es difícil olvidar por qué y para qué empezó a escribir el blog. No es difícil olvidar que por encima de cualquier otra consideración, un blog, o al menos mi blog, es un acto puramente onanístico, egoísta, lúdico, que sólo tiene sentido como forma de disfrute personal, sin consideración a nada ni a nadie. Si uno empieza a pensar en la regularidad de las actualizaciones, en los temas que puedan gustar, en quién me lee o quién me deja de leer, no hay acto masturbatorio que llegue a buen puerto y se acaba todo atisbo de diversión. Insisto, no debo hacer nada con el blog. Lo único que importa, que me importa, es lo que me apetece hacer de él en cada momento. No necesito abandonarlo para tomarme un descanso; no necesito crear uno nuevo para reinventarme: puedo hacerlo aquí mismo si quiero. Simplemente porque me da la gana. Y al que no le guste, que se busque otro blog. Si no lo ha hecho ya.
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Brindis al sol
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A quien no le guste que no mire. Como a mí sí me gusta, pues seré una mirona.
ResponderEliminarUna sombrilla a topos.
Me alegra saber que sigues .. y haz con el blog lo que te de la gana. Como hago yo.
ResponderEliminarYo sigo. Yo me quedo. No tengo a quien regalarle ...
... unas gafas de sol con toldo ...
Muchas gracias a las dos por los áminos. Aquí seguiré unos cuantas décadas más, aunque de momento al ralentí y con mucha calma. Y cuando recobre fuerzas (joder, que ganas de coger vacaciones ya) pienso darle un giro radical al blog: me voy a hacer profesional del poker y aquí iré dejando la crónica de mis aventuras como jugador de ventaja en Las Vegas (bajas del Guadiana, provincia de Badajoz).
ResponderEliminarUn sol con gafas de sol.
Me apetece muuuucho tener un "colega" que juegue al poker y tenga un blog. Mola.
ResponderEliminarUn matasuegras (y que me perdone la mía)
No tiene porqué perdonarte tu suegra por eso. Si acaso temerte...
ResponderEliminarUn full de reyes y damas (vaya, una orgía en palacio).
Para que tanto pensar en idioteces, solo, largo JA!!!!!!!!!!!!!, si quieres eliminar tu estupido blog solo hazlo, para q dar explicaciones imbecil.
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