lunes, 7 de julio de 2008

Aristarain, balsamo para almas doloridas

Ya colgué en el último San Valentín este mismo video, pero la delicadeza y la hondura de la mirada de Aristarain es tanta que hoy quisiera resaltar otras palabras distintas de las que resalté en su momento. Palabras que, por supuesto y al igual que entonces, suscribo plenamente. Como casi todo lo que firma este señor.

“…yo no sé nada de mujeres… las pocas mujeres que conocí en mi vida las admiré, las observé, intenté descifrarlas… nunca dejaron de ser un misterio, nunca dejaron de sorprenderme. Creo que lo único importante es disfrutar de su presencia… un tiempito después aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas, esos momentos en que parece que no pasa nada y pasa un mundo; aprendí a respetar su intuición, su inteligencia… y aprendí a amarlas…”

Amén hermano. Sólo añadir aquello que decía un viejo amigo mío: “ellas son así

1 comentario:

  1. Esta entrada es tan buena que sin duda merece un comentario. Y como vosotros no teneís suficientemente desarrollado el sentido de la justicia -ni el de la estetica tampoco, ni el de la hondura, ni el de la belleza, ni el de... lo dejo ya, que son muchos ni- pues yo mismo me encargo de dar a cada cual su merecido. Es lo que tiene leer superhéroes desde la infancia: uno no puede permanecer impasible ante el triunfo del mal.

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