miércoles, 17 de enero de 2007

MW: la fascinación del mal

Reconozcámoslo: la fascinación que ejerce sobre nosotros Rajoy y sus correligionarios del PP es de la misma naturaleza que la que siempre ha ejercido el mal sobre el ser humano y que yo sintetizaría en la pregunta: ¿es el mal -y sus representantes- tan perversamente puro en su maldad como aparenta o posee un conocimiento más profundo y verdadero de la realidad que le permite ver algo esencial que a los bienintencionados nos está vedado y que de verlo haría que nosotros también nos pasáramos al lado oscuro de la fuerza? ¿Tiene razón la maldad o es la maldad su única razón? Pues en la dilucidación de esta espinosa cuestión parece embarcarse Tezuka en MW. Y digo parece porque tras sus casi 600 páginas repletitas de todo tipo de truculencias y –permítaseme el exabrupto; hay ocasiones en las que las palabras vulgares son también las más precisas- cabronadas varias, no hay en verdad otra razón de ser que la de tratar de demostrar que el dios del manga puede hacer algo más que obras infantiles y que es capaz también de plantear durísimas denuncias con las que airear sin tapujos los trapos más sucios de la sociedad. Desgraciadamente el intento no cuela porque se le ve demasiado el plumero; en ningún momento Tezuka tiene clara la motivación de su personaje y se dedica a improvisar sobre la marcha una posible respuesta que oscila entre la ausencia de una justificación, es decir, de la maldad por la maldad, y la justificación a través del rencor y la venganza. Sin embargo, como ya he dicho, ni una ni otra propuesta consiguen convencer y provocan la sensación, tan habitual en el mundo del cómic cuando se pretende que alcance la madurez a las bravas y por las malas, que la sucesión de robos, secuestros, asesinatos, violaciones, torturas y manipulaciones varias es completamente gratuita y arbitraria. Y en el fondo, igualmente infantil. Además la obra se ve muy perjudicada por la torpeza de unos diálogos maniqueos que rozan la estupidez , que para nada ayudan a la credibilidad de lo que se cuenta y que además atenúan los puntos fuertes habituales de Tezuka: la narración y el dibujo de personajes parecen más torpes de lo que sin duda son.

En definitiva, un tebeo menor que decidídamente haría las delicias del Dr. Wertham.
Puntuación: 6


2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, aunque seguramente leído en su época hubiera resultado un cómic rompedor.
    Creo que le perjudica su (excesiva) extensión, y la "obligación" de dar vueltas de tuerca continuamente al argumento. Me pasó lo mismo con 20th century boys, llegué hasta el libro 10 y me aburrí de tantas sorpresas. Al manga le sobran páginas.

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  2. Yo esa sensación de giros dados simplemente porque ya no se sabe como continuar la tuve precisamente con Moster. Así que me negué a provar con 20th century boys.
    Con respecto a MW, creo que más que sobrarle páginas, le falta una planificación previa más consistente: si Tezuka hubiera tenido claro que quería contar, posiblemente se hubiera ahorado esas páginas de más.

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