Si no fuera porque no encuentro la cita por ningún lado juraría que fue William Stayron quien escribió en La decisión de Sophie algo así como que cualquier obra relacionada con el holocausto judío está destinada a convertirse en un éxito. Teoría que a falta de que alguien demuestre lo contrario tendré que atribuirme a mí mismo y que parece además confirmada por una infinidad de casos como los de La lista de Schindler, El pianista, La vida es bella, Maus, El diario de Ana Frank, El niño con el pijama de rayas o la misma La decisión de Sophie. Obras siempre emocionantes que impresionan por la magnitud de la tragedia que cuentan, posiblemente una de las más terribles y crueles de la historia de la humanidad. O por lo menos de la historia reciente, que si hay algo que abunda en la historia de los hombres es precisamente el horror.
Dave Sim, el popular autor de Cerebus, nos ofrece su particular homenaje a los millones de judíos que perdieron la vida en la Shoah. Judenhass –odio a los judíos- nos recuerda que lo acontecido en Auschwitz, en Buchenwald, en Mauthausen, en Treblinka o en Dachau fue de todo menos fruto de la casualidad o de un arrebato de locura colectiva más o menos aislado. Para Sim lo sucedido durante la década de los cuarenta en pleno corazón de Europa es resultado inevitable de una campaña sistemática y bien organizada que tiene por objeto generar y transmitir el odio de las demás nacionalidades, culturas y confesiones contra el pueblo judío, una práctica que vendría ejecutándose más o menos desde que el tiempo es tiempo, año arriba, año abajo.
Sobre un fondo de imágenes atroces del genocidio, apenas alternadas con los retratos de algunos personajes históricos, Judenhass constituye una extensa colección de citas y declaraciones sangrantes que rebosan rencor y desprecio y que vendrían a confirmar el antisemitismo general imperante que nos ha conducido de cabeza hasta las puertas de los hornos crematorios. Vale. Pero yo le encuentro un problema a la propuesta: da la impresión de que para Sim lo terrible de aquella tragedia es que se perpetrara contra el pueblo judío. Y aunque es cierto en la Shoah masacraron a los judios precisamente por serlo, no es menos cierto que eso ni es lo importante, ni es lo esencial, ni es lo que debería preocuparnos. Dicho así puede que no suene del todo bien, pero estoy persuadido de que lo aterrador del genocidio judío no se halla en el adjetivo, no descansa en la identidad de las víctimas, sino en el propio genocidio en sí. Lo importante debería ser que nadie más vuelva a sufrir en sus carnes un horror comparable, ya sean judíos, tutsis, albanokosovares, palestinos o camboyanos. Porque el odio y la crueldad de unos pueblos frente a otros, ese hábito desgraciadamente tan humano y tan repetido a lo largo de la historia no es patrimonio de nadie, ni nadie puede sertirse ajeno a él.
Resumiendo, me parece que Judenhass, como denuncia del odio que lleva a la barbarie, es sin lugar a dudas una obra necesaria; como reivindicación del victimismo hebreo frente a los gentiles, una obra aunque comprensible, muy equivocada.
Puntuación: 7
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