Si hay algo que sobresale en Jason por encima de cualquier otro aspecto o cualidad que podamos reseñar es sin duda el marcadísimo carácter personal de sus obras. Obras que rebosan originalidad tanto en lo que cuentan como por la forma en que lo cuentan. Por eso resulta especialmente atractivo comprobar cómo se maneja el noruego en los territorios de un mundo que no es del todo el suyo, en el que acaso pueda andar un poco de prestado, sin llegar a hacer pie por completo. No olvidemos que El carro de hierro es adaptación de una vieja novela policíaca del también noruego Stein Riverton, una novela y un autor inéditos en España. El caso es que a pesar de todo la maestría de Jason consigue adueñarse de la historia y hacerla bailar al ritmo y al compás de su propio estilo. Es cierto que en un primer momento el lector, o al menos este lector que ahora hace las veces de escribiente, puede llegar a sentirse un poco desorientado y confundido con una ambientación y unos personajes que no parecen casar con naturalidad en el peculiar grafismo de Jason. Incluso puede que en otras ocasiones se note en exceso los tijeretazos a los que obliga el trasvase entre medios. Sin embargo estas pequeñas molestias acaban disolviéndose pronto en el inabarcable talento narrativo del noruego, quedando únicamente la fuerza de un relato absorbente y satisfactorio. Una historia policíaca que si acaso se resiente de cierta falta de originalidad y que a mí me trae a la memoria una de las más logradas novelas de Agatha Christie, cuyo título no diré, no vaya a ser que les fastidie la gracia a los que gustan de intentar resolver el misterio por sí mismos.
En definitiva, podemos concluir que Jason supera con nota la prueba y demuestra en las páginas de El carro de hierro que ninguna historia le es ajena a su muy personal forma de hacer historietas, o lo que viene a ser lo mismo, que su inconfundible estilo es válido para contar cualquier historia que se precie.
Puntuación: 8
En definitiva, podemos concluir que Jason supera con nota la prueba y demuestra en las páginas de El carro de hierro que ninguna historia le es ajena a su muy personal forma de hacer historietas, o lo que viene a ser lo mismo, que su inconfundible estilo es válido para contar cualquier historia que se precie.
Puntuación: 8
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