Cada vez que leo un slice of life de estos me pasa siempre lo mismo: no tengo ni idea de cómo plantear la reseña. Ya lo pudisteis comprobar con Ice Haven: apenas cuatro palabras generales que no significaban nada. Y me temo que con este Malas ventas de Alex Robinson voy a tener que recurrir al mismo truco, porque, después de todo ¿qué se puede decir de este tipo de historias? Sí, supongo que me puedo agarrar al tópico y decir que está compuesto de un conjunto de personajes que se relacionan entre ellos, que hablan de lo humano y lo divino, que tienen sueños y frustraciones, que se enamoran, que hacen el amor, que ríen, que lloran, que son muy amigos, que se hacen alguna que otra putada, que bajan a la tienda de la esquina a comprarse un bocadillo de chóped… En definitiva, que se dedican a vivir. Ya digo, lo tópico. Eso sí, al menos me permitiré puntualizar que estos viven en Nueva York, que son jóvenes de veintitantos próximos ya a ese cementerio de ilusiones que es la treintena (a este paso llegaré a los cuarenta sin recuperarme) y que en cierto sentido recuerdan a la pandilla de Friends –sí, sí, la serie de televisión-, pero con cerebro en la cabeza. Por lo demás, no os fieis de la pésima reseña que me está quedando: el tebeo es verdaderamente soberbio, cargado de una energía que contagia ganas de vivir; repleto de anécdotas jugosísimas en torno a unos personajes que calan de verdad y se hacen inolvidables. Además, con un uso del lenguaje del cómic y una fluidez narrativa realmente notables.
En fin, una maravilla sin discusión, acaso sólo comparable, por vitalidad y alegría, a las Locas de Jaime Hernández. Y con eso creo que está todo dicho.
Puntuación: 10
No todo son flores para este libro, no has hablado sobre todo él.
ResponderEliminarQuiero que hables de su precio (ahhhh, el vil metal...)
Sí, el precio es desorbitado -aunque no desproporcionado (35 € por 608 pag.)-, pero tiene una cosa buena: está disponible en la biblioteca del Estado de Mérida, la de enfrente de la estación de autobuses, cosa que sin duda lo hace mucho más accesible. De todas formas, si llego a saber que es tan bueno -y mira que has insistido veces tú veces en eso-, igual hubiera pagado ese dineral sin asomo de remordimiento alguno. Ahora lo dejaré para cuando en el futuro haga algún pedido por internet.
ResponderEliminarUn saludo.
Ahhh, ¿no lo compraste? pues yo pensé que fuiste tú la mala persona que me lo quitó de las manos de nuestra Excelsa librería... cuando fui a comprarlo ya no estaba.
ResponderEliminarNo, no fui yo: para mí que lo devolvieron. Desde luego que sabiendo ya la joya que es, dejar que te lo quiten de las manos... no tienes perdón del Dr. Manhattan.
ResponderEliminartu reseña no es tan mala, aunque un pero sí tengo, en malas ventas nunca hablan de nada sagrado, de hecho el exitencialismo de los personajes está demasiado ligado a sus problemas inmediatos, pero a nada más (lo cual en ningún caso quiere decir que sea una obra hueca)
ResponderEliminarBueno, sólo
ResponderEliminarera una expresión para indicar que hablan un poco de todo, pero sí, es cierto, sus conversaciones se mantienen siempre pegadas a la cotidianidad. Gracias por la puntualización diegogue.
Un saludo.